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La familia de Luis y Celia – Carta n°39

13 de julio de 2020

Quiero hacerte pasar unas buenas vacaciones

« Mi querida Paulina […] Ya llegan los días buenos y las ganas de correr con ellos. Yo misma siento necesidad de hacerlo y muchas veces pienso que, si no tuviese este encaje (Encaje de Alençon que fabrica la familia Martin) de Alençon que me detiene, me iría todos los días al campo con mis hijas. Quiero hacerte pasar unas buenas vacaciones […]; daremos muchos paseos, porque eso te sentará bien. Tienes que hacer mucho ejercicio. » Celia CF.157 del 26 de marzo de 1876

Te vendrá bien un poco de ejercicio

Si el carácter deportivo de Luis Martín es bien conocido, las anteriores líneas de Celia muestran sus aspiraciones con relación al ejercicio. A falta de jogging, caminar era práctica corriente en aquella época. Por ejemplo, los Martin tenían que recorrer 16 Kms- ida y vuelta a pie- para poder visitar a Teresita cuando estuvo en casa de su nadriza, Rosa Taillé, en Semallé. Pero más que estas caminatas, la aspiración de Celia es poder pasear con su familia.

El confinamiento ha abierto en nosotros un deseo grande de encontrarnos y una necesidad también grande de abrir los ojos a lo que nos rodea. Precisamente, el 5º aniversario de la encíclica «Laudato si» nos anima a contemplar nuestra relación con el universo en el que vivimos:

[84] «Todo el universo material es un lenguaje del amor de Dios, de su desmesurado cariño hacia nosotros. El suelo, el agua, las montañas, todo es caricia de Dios. La historia de la propia amistad con Dios siempre se desarrolla en un espacio geográfico que se convierte en un signo personalísimo y cada uno de nosotros guarda en la memoria lugares cuyo recuerdo le hace mucho bien.»

Importancia de los lugares cuyo recuerdo nos hace mucho bien, como a la familia Martin le hacía el campo y los bosques cercanos a Alençon que evoca Teresita en sus Manuscritos: «Aún siento en mi interior las profundas y poéticas impresiones que brotaban en mi alma a la vista de los campos de trigo esmaltados de acianos y de flores silvestres.» (Ms A 11v°)

Impresiones que tan bien sabrán plasmar en sus lienzos «impresionistas» como Claude Monet en «les Coquelicots»

Estos lugares cuyo recuerdo nos hace tanto bien, santa Celia los evoca en su correspondencia con ocasión del regreso del pensionado de Paulina «Tenemos intención de hacer varios paseos por el campo y otros por el bosque» (CF 214, 15 de julio de 1877) o por la Fuie «camino sombrío que mamá amaba tanto» -en palabras de María- «y que era el objetivo de los paseos familiares».

No para pasear sino para estar contigo

A su hermano, que se inquieta por no estar totalmente disponible para organizar salidas cuando Celia lo visita, le responde: «Que no te preocupe si vas a estar ocupado en la farmacia cuando vaya a Lisieux, pues lo que quiero no es salir de paseo: si fuese sólo por eso, no me atraería tanto; lo que quiero es estar con vosotros.» (CF. 22, 3 de mayo de 1867) Celia expresa en su correspondencia de vez en cuando esta primacía de la relación sobre el ocio. Este último siempre está al servicio de la relación.

Sobre este tema, ¿qué hacemos los miembros de la « Familia de Luis y Celia ?

Para los que vivan en países donde el confinamiento se ha hecho sentir, la invitación a poder pasar unas vacaciones en lugares próximos, puede permitirles degustar esas alegrías sencillas… o, quizá, disfrutar de las vacaciones verdes que ofrece el Santuario este año. Pero, a lo largo del verano, no podremos olvidar a todos los que lean estas líneas en otros países, que todavía siguen afectados por el virus. Antes de que recuperen la plena libertad de movimientos, estén seguros de nuestra comunión de corazón y de nuestra oración.

Meditación evangélica tomada de Laudato si : la mirada de Jesús (nº 97)

El Señor podía invitar a otros a estar atentos a la belleza que hay en el mundo porque él mismo estaba en contacto permanente con la naturaleza y le prestaba una atención llena de cariño y asombro. Cuando recorría cada rincón de su tierra se detenía a contemplar la hermosura sembrada por su Padre, e invitaba a sus discípulos a reconocer en las cosas un mensaje divino: «Levantad los ojos y mirad los campos, que ya están listos para la cosecha» (Jn 4,35). «El reino de los cielos es como una semilla de mostaza que un hombre siembra en su campo. Es más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas y se hace un árbol» (Mt 13,31-32).

Pistas para nuestra oración personal o en grupo

Para alimentar nuestra oración personal o en grupo

Podemos retomar «El cántico de las creaturas» de San Francisco de Asís, que tanto amaba san Luis Martin o meditar este fragmento de la oración final de Laudato si:

Oración por nuestra tierra

Dios omnipotente, que estás presente en todo el universo y en la más pequeña de tus criaturas, Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe, derrama en nosotros la fuerza de tu amor para que cuidemos la vida y la belleza. Dios de los pobres, ayúdanos a rescatar a los abandonados y olvidados de esta tierra que tanto valen a tus ojos. Sana nuestras vidas, para que seamos protectores del mundo y no depredadores, para que sembremos hermosura y no contaminación y destrucción. Toca los corazones de los que buscan sólo beneficios a costa de los pobres y de la tierra. Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa, a contemplar admirados, a reconocer que estamos profundamente unidos con todas las criaturas en nuestro camino hacia tu luz infinita. Gracias porque estás con nosotros todos los días. Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha por la justicia, el amor y la paz.

Podéis contar con las oraciones de los miembros del Santuario de Luis y Celia de Alençon.

P. Thierry Hénault-Morel, rector del Santuario